El Sol es vida y, siempre que llega el verano, nos cambia el humor. Estamos más relajados, y el ambiente estival invita a echarse a la calle y disfrutar de actividades al aire libre. Sin embargo, no podemos descuidarnos. Quizá, por encontrarnos en un país mediterráneo y estar acostumbrados desde muy pequeños a estar envueltos en una radiación solar continua, podemos descuidar nuestra protección frente al astro rey. Y no deberíamos ya que, ahora que el verano empieza a apretar, la intensidad de los ultravioleta se incrementa y se hacen especialmente peligrosos para nuestra salud.
Eritema (enrojecimiento), quemaduras, hipersensibilidad, fotoenvejecimiento, melanomas… son, por citar solo varios, consecuencias de lo que el Sol nos puede hacer.
Disponemos de defensas frente a él. En nuestra piel encontramos una sustancia llamada melanina que es la responsable del bronceado. A grandes rasgos, es capaz de tomar luz UV y evitar que penetre en nuestra piel. …